Add parallel Print Page Options

La fe de la mujer sirofenicia(A)

24 Levantándose de allí, se fue a la región de Tiro y de Sidón. Entró en una casa, y no quería que nadie lo supiera; pero no pudo esconderse. 25 Una mujer, cuya hija tenía un espíritu impuro, luego que oyó de él vino y se postró a sus pies. 26 La mujer era griega, sirofenicia de origen, y le rogaba que echara fuera de su hija al demonio. 27 Pero Jesús le dijo:

—Deja primero que se sacien los hijos, porque no está bien tomar el pan de los hijos y echarlo a los perros.

28 Respondió ella y le dijo:

—Sí, Señor; pero aun los perros, debajo de la mesa, comen de las migajas de los hijos.

29 Entonces le dijo:

—Por causa de esta palabra, vete; el demonio ha salido de tu hija. 30 Cuando la mujer llegó a su casa, halló a la hija acostada en la cama, y que el demonio había salido de ella.

Jesús sana a un sordomudo

31 Volviendo a salir de la región de Tiro, vino por Sidón al Mar de Galilea, pasando por la región de Decápolis. 32 Le trajeron un sordo y tartamudo, y le rogaron que pusiera la mano sobre él. 33 Entonces, apartándolo de la gente, le metió los dedos en los oídos, escupió y tocó su lengua. 34 Luego, levantando los ojos al cielo, gimió y le dijo:

—¡Efata! (que quiere decir: “Sé abierto.”)

35 Al momento fueron abiertos sus oídos, se desató la ligadura de su lengua y hablaba bien. 36 Y les mandó que no lo dijeran a nadie; pero, cuanto más les mandaba, tanto más y más lo divulgaban. 37 Y en gran manera se maravillaban, diciendo:

—Bien lo ha hecho todo; hace a los sordos oír y a los mudos hablar.

Read full chapter